De entre las muchas personas que trabajaron para garantizar el éxito de la ceremonia de clausura del último Mundial de Fútbol Sub 20 ninguna ha logrado la fama de Jorge Elías González.
Descrito por los medios colombianos como un chamán, González fue contratado por el Instituto de Recración y Deporte de la Alcaldía de Bogotá para evitar que la lluvia afectara el espectáculo, que tuvo lugar en la noche del 20 de agosto pasado en el estadio El Campín de Bogotá.
Y, cuando llegó la hora, no se produjo ningún aguacero como los que a lo largo del torneo afectaron algunos de los partidos jugados en la capital, o la ceremonia inaugural que tuvo lugar en Barranquilla.
La contratación de este curioso servicio de prevención de lluvia, sin embargo, fue incluida por la contraloría capitalina en una lista de posibles gastos irregulares vinculados a la ceremonia de clausura que suman casi US$1 millón.
Y los cuatro millones de pesos (US$2.000) pagados a González por “servicios técnicos” le han dado tanta visibilidad al caso que este ha terminado convirtiéndose en el último escándalo en capturar la atención del país.
¿Corrupción o previsión?
La contratación de una persona para que ahuyentara la lluvia también ha proporcionado material para incontables chistes y burlas.
“Petro anuncia contratación del Chamán para frenar la lluvia de críticas en sus primeros días de gobierno”, bromeó por Twitter Daniel Samper Ospina, autor de una popular columna humorística en la revista Semana, refiriéndose al alcalde capitalino.
Inundaciones en Colombia
Una de las bromas más frecuentes es: “¿Por qué no contrataron al chamán para la temporada de lluvias?”.
“Dejémonos de bobadas, el #chamán fue de los pocos contratistas que le cumplió a la anterior administración”, tuiteó por su parte la periodista y analista política Natalia Springer.
Y no todos consideran que este caso en particular deba ser interpretado como un nuevo ejemplo de creatividad colombiana al servicio de la corrupción.
De hecho, Ana Marta de Pizarro, antropóloga, directora del Festival Iberoamericano de Teatro de Bogotá y una de las responsables del espectáculo de clausura del Mundial Sub 20, reivindicó la contratación.
“Si llueve, el evento no se habría podido realizar”, dijo Pizarro, quien reveló que el festival que ella dirige ya había recurrido a González en el pasado para intentar garantizar el éxito de los espectáculos al aire libre.
“Es una forma distinta de aproximación a la naturaleza desde las comunidades tradicionales, y desde esa óptica se trabaja con él. No llovió en la ceremonia, fue un éxito y lo volveré a contratar cuando lo necesite”, agregó.
Simbolismos
Otros comentaristas han equiparado la contratación de un chamán con el uso de recursos públicos para financiar misas de acción de gracias.
Jorge Elías González
Y no faltó quien hiciera notar que, como parte de los actos de su toma de posesión, el presidente Juan Manuel Santos participó en una ceremonia espiritual indígena en la Sierra Nevada de Santa Marta, sin que nadie criticara esa decisión.
La decisión de Santos de iniciar su mandato con un ritual presidido por las autoridades religiosas (mamos) de los pueblos kogui, wiwa, arhuaco y kankuamos, sin embargo, tenía un valor simbólico -de reconocimiento de la diversidad cultural de Colombia y de respeto al medio ambiente- ausente en el caso del mal llamado chamán.
Y es que el propio González, quien desempeñó sus funciones lejos de la mirada de las personas que asistieron al estadio, rechaza ese apelativo.
“No soy indígena ni nada por el estilo, para que no vengan a decir que soy chamán, que ni si quiera sé qué es eso “, dijo en una entrevista concedida hace algunos años al diario El Colombiano.
“Tampoco (soy) brujo. Soy sacerdote radiestesista, si vamos a ser precisos”, agregó.
Radiestesia vs. chamanismo
Los radiestesistas afirman poder detectar estímulos eléctricos, electromagnéticos, magnetismos y radiaciones las energías que emiten los cuerpos, los que pueden equilibrar empleando algunos objetos especiales.
Y, en teoría, esto les permite, entre otras cosas, ubicar fuentes de agua, minerales, objetos o personas perdidas.
Indígena Emberá de Colombia
O, si se le cree a González, atraer o alejar la lluvia.
Esta es una función que según el antropólogo colombiano Mauricio Pardo también es desempeñada por algunos chamanes, figuras que en la tradición indígena son capaces de establecer relaciones con los espíritus que controlan los fenómenos naturales.
“Los chamanes negocian o seducen o incluso engañan y dominan a esas entidades para que hagan lo correspondiente. Hay entidades que tienen que ver con los animales, y entonces los chamanes hacen rituales para modificar la cacería; o de las plantas, y entonces hacen rituales para facilitar las cosechas; o de las enfermedades, y entonces los chamanes curan”, le dijo Pardo a BBC Mundo.
“Pero también los chamanes tienen que ver con entidades que gobiernan o que influyen en los fenómenos atmosféricos”, agregó.
Como antropólogo, Pardo no considera correcto evaluar la efectividad de estos rituales fuera de su propio contexto sociocultural.
Pero hace notar que las prácticas religiosas de los pueblos indígenas colombianos -que según sus estimaciones en el 90% de los casos practican el chamanismo- están consagradas y protegidas por la Constitución colombiana.
“Y si eso se caricaturiza, imagínate las repercusiones en términos de la idea que se va a formar el público sobre ese tipo de prácticas, que merecen ser respetadas”, advirtió.
Vía BBC
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